En el opúsculo "Franceses, un esfuerzo más si queréis ser republicanos...", Sade elabora uno de sus árboles del crimen. El anónimo panfletista republicano, que ofrece en forma sistemática la doctrina del "cínico Dolmancé", clasifica las acciones de la vida del hombre "que hasta el presente se había convenido en llamar delictivas" y las "mide" con respecto a "los verdaderos deberes de un republicano". De los tres tipos de crimen que identifica según el objeto que toma (Dios, el prójimo, uno mismo), sólo el crimen contra el prójimo o crimen social está ampliamente desarrollado, porque no puede cometerse crimen contra Dios, si Dios no existe, y el único crimen contra uno mismo es el suicidio. El crimen político ("lo que ofende directamente las bases mismas del gobierno") queda fuera de toda consideración; el opúsculo quiere responder, en cambio, a la inquietud teórica de Eugenia acerca del problema clásico de si las costumbres influyen sobre el genio de una nación. La imagen del árbol, que procede de Aline et Valcour y que suele ser relacionada con Los 120 días, es pertinente aquí en tanto ilustra los dos movimientos de ley solidarios en Sade: las transgresiones de la ley moral (vicios, pecados, etc.) y su reorganización en una economía.
J.L.
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