El barresianismo de Michelet

Jean Borie, en su Prefacio a El mar de Michelet (Paris, Gallimard, 1988), escribe:

"El pueblo es una de las dos obras de Michelet (La otra es La montaña) que permiten hablar, anacrónicamente, de un 'barresianismo'* de Michelet. Es, con todo, un acto de fe democrática... Pero a este acto de fe lo acompaña una denegación fanática de la lucha de clases, que se hace en nombre de la unidad nacional de un pueblo francés revolucionario y patriótico (en el sentido del '89 y el '92), un pueblo cuyas actividades económicas privilegiadas son la pequeña paisanería y el artesanado. No es que Michelet ignore la emergencia del proletariado; su libro, al contrario, es producto antes que nada del descubrimiento de este pueblo nuevo, espantoso, brutal, degenerado. Pero Michelet pretende rechazarlo, devolverlo a los países donde ha nacido, por ejemplo, la Inglaterra industrial. Las únicas instituciones verdaderamente francesas son la pequeña explotación agrícola, el taller del artista, el Ejército y la Literatura. Aunque la referencia favorita de Michelet sea totalmente moderna, 1789, aunque escriba para el porvenir, el carácter conservador de su visión social no deja de sorprender al lector, incluso al lector de 1846. Y si embargo, si ha sido posible engañarse sobre este punto, es porque su conservadurismo era -por decir así- de vanguardia: cincuenta años antes que Barrès, Michelet inventa el inconciente nacional como sabiduría instintiva y conservadora de la cultura. Y en este libro de título tan movilizador, que fue publicado poco antes de 1848, no hay una sola palabra 'política'. ¿Se quiere conocer la opinión del autor sobre la reforma electoral, sobre el derecho laboral o sobre las organizaciones obreras? No se encontrará respuesta alguna en El pueblo (...)"

*Barrès, Maurice (1862-1923) Novelista francés, periodista, agitador antisemita y nacionalista. Durante el affaire Dreyfus fue, junto con Charles Maurras, un importante ideólogo anti-dreyfusard. Dos son los temas fundamentales de su obra: la construcción egotista de un yo entendido en términos individualistas y vitalistas, y la voluntad nacional, leída en clave tradicionalista como 'fuerza de la historia' que se ancla en la familia, el ejército y la tierra.
Traducción de M.S.